Las mortíferas inundaciones repentinas de septiembre en Libia fueron un desastre climático y ambiental que requirió $1.800 millones en reconstrucción y rehabilitación. Grandes zonas de la ciudad de Derna quedaron devastadas por las inundaciones después de que las lluvias torrenciales provocadas por el huracán Danielle rompieran dos represas obsoletas.